Hoy estoy contenta porque superé un desafío más.
Por primera vez dí un workshop (taller/cursillo) sobre el trabajo que realicé hasta el año pasado en Casa Migrante.
Allí me deselvolví como coordinadora, un rol que nunca antes había tenido, aunque tenía los dones y habilidades necesarios.
Fue muy interesante y muy alentador para mí misma poder explicar a un grupo de alrededor de 15 personas los tejes y manejes del Management de voluntarios. Salió bien, la gente quedó conforme y agradecida, y para mí, prueba superada!
Como he contado antes, estoy en proceso de empezar a trabajar por mi cuenta, y definitivamente dar presentaciones y workshops entra dentro de esta categoría de recursos.
Pero de momento no tengo mi cabeza 100% preparada para seguir adelante con mi business plan y he decidido tomarme unos días de descanso. Creo que hace ya como 2 años y medio que no me tomo vacaciones. Y la verdad que las necesito. No me voy lejos ni por mucho tiempo, er even tussenuit, como se dice en Holanda. Como para romper con la rutina diaria, más que nada.
Me voy a Bruselas, a casa de unos muy buenos amigos. Casi casi diría mi familia del otro lado del límite de Holanda hacia el sur.
Contenta porque hoy superé un desafío y mañana salgo de viaje.
Así, me he dado cuenta que lo que importa es vivir el día a día, vivir el momento presente. Cada momento que pasa es un momento irrepetible, y es importante tener en cuenta que aunque vivimos en Holanda con la agenda bajo el brazo, no todo es predecible ni puede ser planificado.
Me voy para cambiar de aires. Para sentir más calorcito humano, para inspirarme, para desconectarme, para sentirme bien otra vez bajo mi piel. Porque en los últimos tiempos me ha hecho falta.
Desde que terminó mi trabajo en Casa Migrante (junio del 2012) ahora me doy cuenta que tengo un tipo de alergia/resfrío casi crónico.
Quizás he psicosomatizado el haberme quedado sin trabajo. También el tener niños y la atención que requieren, el estar en casa y pasar (sobrevivir) este crudo invierno una vez más. Todas muchas cosas que me han sido difíciles de sobrellevar.
También me doy cuenta que pocas veces pienso en mí, tengo un poco ese síndrome de la mujer maravilla, de querer hacerlo todo perfecto, sin respiro. Y está bien, pero hay límites.
Mañana salgo en bus y por algunos días (espero) no me ataré mucho a mi tan querida social media.. espero volver más fuerte, más entera, con más ganas y con más ideas. Sobre todo, espero volver más sana y más alegre. Porque me he dado cuenta que no sólo pienso poco en mí misma, también no me río mucho y por esa razón tampoco disfruto mucho la vida que tengo. Cuando sé que tengo dos hijos guapísimos, que son mi corazón y mi sol, pero tan metida estoy en mi día a día de rutina más la situación económica que apenas me doy cuenta de estos momentos de su crecimiento, que ya nunca más volverán.
Me llevo a mi hijita y espero poder leer más páginas de mi libro que nunca tengo tiempo de leer. Empecé no hace mucho a leer El mundo de Sofía (Sophie's World) de Jostein Gaarder, un autor noruego. Este libro hace muchos años atrás que quería leerlo. Y lo encontré medio de casualidad en una tienda de artículos de segundamano aquí en Lelystad.El Mundo de Sofía ya es un clásico, cuenta la historia de la filosofía occidental, desde los griegos hasta la actualidad. Es muy interesante, muy bien narrada, además que está vista desde los tiernos ojos de una niña de casi 15 años. Que, justamente, es la edad en que me interesaron a mí las grandes novelas.
En casa tengo poco tiempo para leer, quizás porque estoy siempre ocupada con muchas cosas al mismo tiempo.
Sigo, para adelante. Por eso, creo que también es bueno a veces hacer un alto en el camino, mirar alrededor y descansar. O al menos, buscar reparo en los amigos, contención, afecto y sobre todo, dispersión mental.
Ya les contaré a la vuelta!
Buen fín de semana para todos!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario