Aquí de regreso desde hace unas cuantas semanas.
Pasaron muchas cosas, y en el interín he pensado miles de veces en diferentes temas para escribir en este blog. Incluso las ideas están rondando cada vez más y más fuerte.
En fin, poniéndome al día, quiero contar de mi experiencia en estas últimas semanas, qué tanto pasó, qué cambios hubo, y el por qué del título de rigor.
Por empezar, contarles que finalmente en la ceremonia de los premios Expat Awards of the year 2012, donde estaba nominada como candidata entre otras 9 personas, gané una mención honoraria y pasé una velada muy amena, en compañía de amigas que estuvieron allí para apoyarme y conocí gente muy interesante.
No me molesta no haber ganado el premio principal porque la que lo ganó se lo merecía con todas las letras.
Después de eso, a la semana siguiente se terminó mi contrato de trabajo.
Un poco con tristeza, la verdad, porque estos 7 meses fueron fantásticos.
Es que no tiene precio tener la posibilidad de trabajar de algo en lo que te gusta y sobre todas las cosas, estar rodeada de gente con mucho potencial humano.
Finalmente, el jueves 14 fue mi último día laboral y ese mismo día hice una corta entrevista para el programa de radio de Círculo Dilecto, conducido por mi querido amigo Rómulo Meléndez. Más abajo les dejo el enlace para los que quieran escucharlo.
Hoy lunes empecé la semana pensando en que si tuviera un contrato estaría trabajando aun, pero no. Empieza la semana y me encuentra en casa, con mi hija que desde la semana pasada se largó solita a caminar, y no sólo estamos orgullosos de ella, también ahora hay que estar con cuatro ojos porque lo toca todo, no se salva la llave del gas de la cocina,ni los botones del lavaplatos, las plantas, las puertas de los armarios, etc.. todo está en peligro.
Y llovió todo el día, al menos hasta el mediodía, y no paré ni un momento, porque no sólo cuido a mi hija, lavo la ropa y ordeno la casa, también busco trabajo por internet y me armo de paciencia con todo a mi alrededor. Definitivamente, lo mío no es estar metida en la casa.
Mañana ya es otro día, y tengo algunas cosas que hacer por la mañana y por la tarde, ya es un respiro.
Y ahora, por qué mea culpa?
Muchas cosas, pero la principal tiene que ver con algo muy personal.
Y es que, llevo poco leyendo el último tomo de la serie Memorias del fuego del escritor uruguayo Eduardo Galeano, y ay, con dolor por el pasado y por lo no mirado.
Para los que no conocen este libro, Eduardo Galeano es periodista y escritor. Y además de escribir libros indispensables como Las venas abiertas de América Latina, en el volumen que estoy ahora leyendo, llamado El siglo del viento, retrata cómo era América Latina después de la conquista, previo paso al siglo 20. Y ay, qué decir del dolor que me da leer en sus páginas cuánta masacre, cuánta matanza, cuánto dolor y cuánta crueldad en manos ajenas de los países que ahora nos sentimos tan hermanos.
Y la mea culpa viene porque desde mi inmigración a Europa desde Argentina, mi país de origen, ha pasado mucha agua bajo el puente. Y el saberte inmigrante y foráneo en pueblo extraño sin saber demasiado de tus raíces es un crimen cometido en nombre del pasado.
Desde que vivo en Europa más latinoamericana me siento, más hermanada con los otros inmigrantes de países vecinos.
Pero mientras viví en Argentina desconocía estos avatares, quizás no me interesaron nunca demasiado. Siempre con ansias de salir afuera, de tirar para el norte, con esa errónea idea de que lo de afuera es mejor.
Y hoy leo las páginas de este libro y me da escozor, qué precio hemos pagado por la muerte de los indios, los esclavos, los campesinos, los desarraigados. Y no me estoy vendiendo como un Che Guevara, no, no, pero tampoco se puede seguir adelante como si no hubiera pasado nada.
Por eso, mea culpa, por lo que no ví y no quise ver, por los errores del pasado, por los errores de mis antepasados, no sé si aun se puede lavar la culpa. Pero sí sé que se puede mirar para adelante, de cara al futuro, enseñándoles a nuestros hijos cuál es la verdadera historia de nuestra Latinoamérica.
Y si yo, estando en Europa puedo darme cuenta y ser útil a esta causa, aquí ofrezco mi pluma, mi talento, mi espacio para darle vida nueva al pasado. Para sembrar la cultura de los pueblos exterminados, para en honor a todos esas personas que lucharon en pos de la libertad, que yo, no soy una expatriada, sino una voz en el viento que sacude en las ramas de los árboles sagrados que alguna vez crecieron en tierras vírgenes.
Mea culpa.
Y si de ahora en más hay algo que pueda hacer por mejorar los lazos de nuestros países lastimados, allí estaré, con el teclado, con la voz, con la palabra para que después el mundo no diga que aquí no ha pasado nada. Porque todo se va, y todo vuelve. Se entierran los cadáveres sin nombre. Pero quedan, siempre quedan, los vestigios de un mundo que quiso ser y no pudo. No lo dejaron.
Mea culpa.
Programa radial de Círculo Dilecto, el pasado 14 de junio de 2012 en Radio Salto, conducido por Rómulo Méléndez
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