lunes, 31 de diciembre de 2012

Breviario para después de la cena

Año Nuevo Chino 2013: la serpiente
En muchas culturas y religiones se suele bendecir la mesa antes de cenar. Antes de que lleguen los alimentos y sean servidos a todos los comensales, se suele ofrecer una oración de agradecimiento por lo que se va a comer.

En este caso, estoy pensando en hacer un breviario, o un resumen de lo que significa este año que se va corriendo, pero para después de la cena. Para evitar que se nos atragante el bollo grasoso de los olliebollen que degustaremos más tarde.

También porque cuando uno piensa en retroceso no piensa con objetividad, y para evitar la manosantería del momento, prefiero dejar el breviario para momentos de mejor digestión.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

De libros y pestes

Foto de Bea Fresno©
Vuelvo al primer amor, mis libros y la escritura. O más bien, este blog que no lee nadie.
Tras pasar unos caóticos días previos a la Navidad, nunca mejor dicho la pesadilla antes de Navidad (Nightmare before Christmas), como la película de Tim Burton.
Cuando tus hijos se enferman y no sabes el por qué te envuelve la impotencia. Ser madre es una tarea a prueba de balas, de esas de verdad e imaginarias.
En este caso no hubo imaginación, sino la triste realidad de la enfermedad que viene sin anunciarse y toma por rehén la mente, el cuerpo y el espíritu de un pequeño ser que no llega aun a los dos años de vida.

martes, 11 de diciembre de 2012

Andares en la era galáctica

Jullie Dillon©
Empecé a leer un nuevo libro. Después de leer las Memorias del Fuego, sus tres tomos, de Eduardo Galeano, arremetí directamente a los Mitos de la Historia Argentina de Felipe Pigna, también tres tomos. Del que ya leí el primero, pero el segundo lo abandoné. Era la parte de la historia argentina que eramos el granero del mundo.
Creo que tuve demasiado de historia y verdades tristes.
Ya era hora de leer un poco de ficción.

Tengo una biblioteca o dos en el zolder, una tiene como dos estantes sólo de la Editorial Anagrama. Gracias a mi padre que me los trajo, y mucho me los regaló. Algunos pocos me lo compré yo. Uno de los primeros es una edición de los Compactos, Lolita de Vladimir Nabokov.