martes, 11 de diciembre de 2012

Andares en la era galáctica

Jullie Dillon©
Empecé a leer un nuevo libro. Después de leer las Memorias del Fuego, sus tres tomos, de Eduardo Galeano, arremetí directamente a los Mitos de la Historia Argentina de Felipe Pigna, también tres tomos. Del que ya leí el primero, pero el segundo lo abandoné. Era la parte de la historia argentina que eramos el granero del mundo.
Creo que tuve demasiado de historia y verdades tristes.
Ya era hora de leer un poco de ficción.

Tengo una biblioteca o dos en el zolder, una tiene como dos estantes sólo de la Editorial Anagrama. Gracias a mi padre que me los trajo, y mucho me los regaló. Algunos pocos me lo compré yo. Uno de los primeros es una edición de los Compactos, Lolita de Vladimir Nabokov.



Pero de los que yo hablo, son los amarillos, los señores libros con sus letras negras y el inimitable logo de Anagrama.
Son como de culto. Anagrama es una editorial catalana, muy buena, que siempre ha tenido y tuvo un gran catálogo de escritores poco conocidos y otros demasiado buenos.
Entre todos los libros que tengo, hay unos cuantos que me llaman la atención, pero la verdad que esta vez ganó uno que llevo un tiempo con ganas de leer.
La noche del oráculo de Paul Auster. Ya leí varios de él, y en general es un escritor que me gusta mucho.

No voy a contar la historia, pero para que sepan es una historia dentro de una historia. Nada más prometedor.
Y trata de un escritor, así que me vino bien.

Ando como buscando y al mismo tiempo espero que sea el azar quien guíe mis pasos.
Siguen siendo tiempos inciertos. Por un lado son tiempos muy creativos, por el otro son complicados.
La situación a futuro es pura incertidumbre.

No debería sorprenderme. Porque siempre ha sido así. Pero me preocupa. Quizás no estoy lo suficientemente preocupada para salir corriendo y hacer cualquier cosa. Tengo esperanzas después de todo. Eso es lo que pasa.

El personaje de la novela de Auster también está pasando tiempos inciertos. Pero en él la trascendencia tiene otro matiz.

Y por eso este post se llama así, porque tiene que ver con los andares del mundo en esta era que nos toca.
Anda todo como medio revuelto en el mundo. No que sea raro, sólo que ahora me llama más la atención. Quizás porque yo también me siento extraña. Hay como júbilo por dentro, pero al mismo tiempo un estado alerta.

Y sí, quizás si haya algo de los Mayas después de todo. Ayer ví un video de un tal Ac Tah, de una tribu Maya de México contando el por qué de la nueva era y cómo podemos utilizarlo para cambiar y reacomodarnos. No sé, es como algo positivo que el universo conspire en pos de algo así, no? Todo detallado con terminología científica. El video está en youtube y dura media hora. Es una charla que dió en Santa Monica, para una audiencia que era mitad español/inglés. La intérprete hace la traducción simultánea del español al inglés, muy bien. Después entrando a la website del señor Tah, explica un poco más, pero luego te pide tu número de cuenta. Aunque también encontré la website Ac Tah, el caminante maya y me dió mejor impresión.

En todo caso, la cita es sí, señores, el 21 de diciembre. Pero según este sabio Maya no se acaba el mundo. Será en cambio una alineación planetaria que empezará el 21 al mediodía y terminará el 23 al mediodía. El punto central será al mediodía de los 3 días, teniendo en cuenta que la posición de los planetas, y toda la energía que de ahí se libere,  estarán apuntando a la zona del sur de Estados Unidos hasta Guatemala.
Cada religión ha ido preparando a los suyos de acuerdo a su poder de conocimientos. Así está el mundo.
Durante 8 minutos tendremos la posibilidad de utilizar toda esta energía para pedir por un mundo mejor.
Yo abogo porque en esos día durante esos 8 minutos meditemos o disfrutemos junto a los nuestros.
El poder es saber, el saber es poder. O sino también, creer o reventar.

No está de más ponerlo en práctica.


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