Escribo esta noche de sábado desde un nuevo refugio. Afuera, el cielo brilla con las luces del mundanal ruido. Durante años sólo fue hacer ojos sordos y oídos cerrados. La música empaña el momento, como algo mágico y necesario.
El regreso a la patria tiene eso de darte de plano con una realidad que a lo lejos parece inventada.
Mis manos quieren acapararlo todo; el sabor es rancio en la boca, como quien sabe que los muros que construyó no sirvieron para nada.
Vuelven los recuerdos de lo que se fue. Vuelven los momentos y las apariencias no sólo engañan, exponen la inmensidad de su trascendencia.
Quién soy y adónde voy, son las preguntas que flotan desde siempre. Soy alma peregrina que deambula en la inmensidad de lo desconocido.
Vuelvo a casa para darme cuenta que nunca me fui. Que la que cambió fui yo, y no el paisaje.
Aun así, el paisaje presenta cambios y me doy cuenta que he perdido gran parte de mis sueños en pos de un espejismo.
Como Alicia a través del espejo me miro con sorpresa. Soy yo la que me está mirando o es esa otra que se reinventó a sí misma?
Somos mundos aparentes. Vivimos de lo que pensamos, comemos, soñamos, decimos, escuchamos, amamos. Y hay mucho más.
Esclava de mis propias limitaciones, hoy destapo mi propia olla a presión.
Hoy quiero ser la que soy pero más auténtica.
Porque la pureza de ser lo que tenemos que ser reside en darnos cuenta a tiempo que no estamos hechos sólo de historias, ideas, experiencias y emociones.
Somos más. Soy mucho más que una lista de la compra. Soy música, soy raíz, soy mundo.
Soy la que soy y vengo a quedarme. No me voy a volver a escapar de mi pasado ni de mi realidad.
El reencuentro es duro y raspa. Duele. Es una herida abierta que aun sangra.
Cada día me pregunto si tengo que enfrentarme a todo esto tan sólo para seguir adelante.
Con un pie adentro y otro afuera, hago de puente entre lo que fui y lo que soy.
Los rótulos no existen. Me reinvento a mí misma, aprendiendo a aceptar lo que veo y no me gusta. Dándole su lugar, aceptándolo. Dejándolo ir.
Lo quemo como quien pone una olla al fuego y se olvida.
Hoy necesito vomitar estas palabras, mañana será otro día.
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