viernes, 23 de agosto de 2013

El vuelo en descenso

Tras un largo tiempo de silencio y vacaciones, vuelvo a escribir en este, mi blog favorito.
Mi refugio, mi mundo personal. Donde no importa si a otros les gusta o les deja de gustar. Donde puedo expresarme a plena voz, dejando la estela de mi ser en cada palabra, cada paso que doy.

Estuve callándome por dentro, porque pasaron muchas cosas en este último tiempo.
Quizás las más importantes sean que mis emociones no me dejaban expresarme como hasta ahora.
También me pasó que volvió a romperse algo dentro de mí, otra vez en el área de las amistades.
Eso me obligó a replantearme muchas cosas, sobre todo temas propios e internos. Quizás necesitaba este balde de agua fría para tomarme la vida de otra manera.

Estaba claro para mí que era tiempo de hacer un paréntesis.



Estuve varios días con migraña y dolor de garganta. Típicos síntomas de una gripe, pero la gripe nunca llegó para quedarse. Lo que me quedó fue la sensación de ahogo interno. La desilusión y hasta me sentí un poquitín deprimida.

Entre las cosas que pasaron las más importantes fueron cumplir años y pasar un día depre, aunque en compañía de buenas amigas. Celebrar mi cumpleaños dos semanas después durante un evento libre en un parque en Amsterdam y la que se decía mi buena amiga pasar la noche entera ignorándome.
Peor fue al día siguiente, cuando me ví literalmente 'bloqueada' en Facebook.

En algún momento tomé conciencia de todo ésto y me dí cuenta que mi vida estaba demasiado empapada por lo que sucedía fuera de ella. Que una amiga finja amistad hasta bloquearte no es algo de todos los días, pero tampoco debería ser algo tan doloroso.
Y lo peor, que alguien te diga que no quiere tenerte más en su vida, así sin anestesia, sin explicaciones. Porque no lo siente más.

Después de estas semanas en las que pensaba que estaba encaminada hacia algo concreto me dí de lleno la cabeza contra la pared para darme cuenta que nada de todo ésto aportaba algo a mi vida.

Durante cinco largos años tuve la cuenta de Facebook, y si bien de cara al mundo parecía tener una busy life, la verdad era diferente. Se convirtió en una adicción. Una necesidad de saber a cada rato que pasaba en ese mundo, qué opinaba la gente, quién estaba online, quién no, etc.
A raíz de este episodio de amistad trunca mediática (sí, yo también fui víctima!) creo que me desperté de este sueño.

Soy escritora. La marea de emociones de estas últimas semanas no me dejaba escribir. Una gran angustia adentro me carcomía las entrañas. Apenas he pegado ojo en estas últimas semanas, porque me voy tarde a dormir y porque una vez en la cama, la mente sigue trabajando todo el tiempo. Los sueños son como vivencias constantes.

El miércoles pasado decidí cerrar la cuenta. O al menos desactivarla. Por tiempo indeterminado.
Y sé que es casi como un acto suicida mediático, pero me siento bien. Claro que mucha gente de los 540 amigos que tenía sí me importaban. Pero no creo que deje de estar en contacto con ellos por no estar en Facebook.
Tampoco es que desaparezco, aunque ya no esté en Facebook, sigo siendo usuaria de Twitter, Whatsapp, Instagram y claro, mantengo mi mail y mi teléfono!
No soy una simple cara en un libro.
En todo caso, soy la que lo escribe. Escribo mi propio libro de la vida. Y todo lo que hace de satélite a esa vida son puras ilusiones.
A las personas a las que realmente les importo, sé que no dejaré de verlas. Quizás ya no esté al día para saber cómo crecen sus hijos o si se cambiaron el peinado o qué comieron ese día. No creo que me esté perdiendo de mucho. Y estoy segura que tampoco me echarán en falta.

Mi pasión es esta, escribir. Dejar asentados los pensamientos, las ideas, las emociones de manera escrita. En un blog.
Y quizás sea éste el momento de otros proyectos, otras personas en mi vida. No hay nada que me guste más que eso.

Ave Fénix, criatura del fuego soy. Para construir hay que destruir. Volver a empezar. Dejar las muletas y caminar solo.

Es un vuelo en descenso. Lo importante es mantenerse a flote. Sobrevolar el mundo desde cerca, más cerca, nos permite desarrollarnos mejor, apuntar mejor al objetivo.

Focalizo mi energía y mi creatividad hacia otros horizontes.
Los que quieran seguir cerca, aquí estoy. Voy tras otra percepción de lo que sucede en esta realidad.
Ya era tiempo de encontrar mi propia bandada.

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