Palabras mudas

Palabras que se agolpan en la garganta. Nudos en el estómago.
Palabras sordas, mudas. Pero no ciegas.

No dejo de mirar cada momento que se evapora en la palma de mi mano.
Constelación de sinsentidos. Burbujas de emociones. Se agolpan las sensaciones, los ojos tibios, a veces amargos. Como si lloraran después de exprimir un limón.



Descubro que en el silencio también hay voces. Palabras del mundo que camino. Palabras y personas. Mundos.

Desde el micromundo de mis párpados veo deslizarse el paso del tiempo en movimiento, sin hacer ruido.

Hay como todo un halo de mundo que espera.

Yo espero pero no espero.

Llevo días pensando en lo que quiero decir. Pero sale como a borbotones y con la sensación de un tartamudeo.

Cumplir años es extraño. Se pasa un año más, se gana otro. Se pierde un año y se recupera con intereses.

Después del silencio viene la calma. Descansan mis palabras a la espera de su hueco de luz.
Las palabras están dormidas. Me retiro a descansar, entre hojas y árboles.

Afuera el cielo está gris y hoy me corté el pelo como si con ello se fuera algo también.
Sé que este es un momento de transición, de espera.
Paciencia es un nombre de mujer que espera con calma tejiendo y destejiendo la misma bufanda una y otra vez.

Yo aun siento la tormenta por dentro. Como si se rompiera algo en pedazos. Añicos de una despedida, un adiós y hasta más ver.
La influencia planetaria no me da sosiego. Y la espera, aunque parezca infinita, sé que algún día llegará a su fin.

Mientras tanto leo las señales que el camino me presenta a cada paso. Hay una puerta escondida hacia un jardín de ensueño. Puedo sentirla. Pero no la veo. Alicia en el país de las maravillas.


Me siento a ensoñar canciones de la luna. De tiempos que pasaron. Enceguecidos los ojos de tanto mirar pasar.
Espejismos de mundos que se fueron, quedaron atrás.

La despedida es hundir los ojos en el fango y descubrirse nuevo, renacido.
Ave Fénix, criatura del fuego.

In memoria vivorum J. F. T. G.