viernes, 12 de septiembre de 2014

Por un instante


Por un instante creí que la vida era eso. Tan sólo eso. De soplar en el infinito y sorber la luz desde tus labios. Eso, como quien viste de otoño los pliegues de la luna. En un instante. Un soplo. Un momento. Que se va, se evapora. Como quien se pierde entre los días, rodando entre luciérnagas salvajes.

Por un instante, sentí que el mundo era vasto, tan vasto que apenas cabía en la palma de mi mano. Un sueño. Un mundo que se deshacía entre los dedos, arena líquida y fugaz.

Por un instante creí en el amor. Creyendo que era todo y no había nada más que se le pareciera. Fue fugaz, pensamiento nítido, transformando el momento en una fragmentación de secuencias prístinas, aisladas, vastas, tan vastas que hasta hacían daño de sólo soñarlas.

Por un instante deseé estar a tu lado. Soltar las amarras, besarte los labios.

Desperté de pronto, sola y errática, sin saber dónde estaba.

Por un instante la vida parecía otra, nueva, celeste y blanca.

Cuando supe dónde me encontraba, entendí. Lo entendí todo tan rápido y tan tenue que tus palabras, a lo lejos, se repetían como se repiten los ecos en el hueco del silencio. En las montañas.

Por un instante deseé ser otra, no ser yo quien viste los soles del mundo que se duerme. No ser yo quien desviste los otoños que se envuelven.

Por un instante aprendí a vivir y a morir, como quien sabe que la vida es eso, sólo un momento. Un instante que se evapora en los ojos, de tanto mirar y ser mirado.

Entendí, de repente, que la ilusión era de mí el más placentero agrado. Que vos, que yo, que todo lo que nos rodea, sólo existe cuando le damos vida. Lo iluminamos.

Por un instante, entendí. Lo entendí todo. Como si supiera que el mundo es lo que es porque vos y yo le dimos vida por tan sólo un instante.

Hoy sé que los momentos se apagan. Como las luciérnagas dejan de brillar cuando nadie las mira.

Hoy sé que el amor es ese momento fugaz en que la ilusión sienta al destino a jugar a las cartas.

Hoy, ese instante se fue. Y vos y yo, desaparecemos, somos barro y algas.

Fuimos presos de un instante. Mágico. Unico. Raro.

Espejismos de lo que vive y muere dentro de uno mismo.

Por un instante.