jueves, 6 de noviembre de 2014

Silencio interior y música como terapia

Desde que escribí mi último post, me he dado cuenta que estoy un poco alejada de mi escritura. Y no es por falta de inspiración, la verdad que eso me sobra, pero sí tiene que ver con una necesidad de anidar en el silencio interior.

Desde que me mudé con mis hijos y he comenzado esta nueva etapa de madre soltera, han sucedido muchas cosas a mi alrededor, pero más que nada el cambio está latente dentro de mí.
Como una caja de pandora, a la espera de ser abierta y brindar sus mejores tesoros, mi vida empieza desde el momento en que me di cuenta que los cambios son necesarios para dejar atrás lo que no nos sirve y no nos hace bien. Así sean situaciones, personas, pensamientos, estructuras, lugares o simplemente maneras de pensar.



Como todo en la vida, hay un antes y un después; sombras y luces, yin & yang en todo lo que hacemos y vivimos.

Desde que vivo on my own, tiendo a ver lo que hay en la superficie olvidándome de todo aquello que profundamente está ligado a mi ser.

Por poner un ejemplo, me doy cuenta que aun lucho conmigo misma. Por querer ser feliz y olvidar todo lo que me ha sucedido. Pero esta no es la fórmula. No sólo hay que darle lugar al dolor, también hay que aceptarlo por lo que es, parte de nuestra vida, así como nace el día y sale el sol, muere en la noche y nos ilumina la luna. Todo es un proceso de cambio constante. La tierra está en movimiento, los planetas, nosotros dentro de ese universo seguimos caminando hacia la tempestad.

En el interín, nos conmovemos y nos dejamos llevar por lo que sucede en la superficie, esa capa de desintegración que todos pasamos por delante con el ansia de vivir y aprovechar cada segundo de tiempo.

En mi silencio interior, a través de la meditación o la simple reflexión de parar en el camino para contemplar lo que sucede, siento un gran alivio interior.

Son momentos de desnudez del alma, momentos en que a pesar de todo lo positivo que le quiera dar y sacar a la vida, también hay momentos de oscuridad absoluta, sombras y fantasmas del pasado y de la propia personalidad que está en desarrollo constante.

Lo que me ayuda es sentarme en mis horas bajas y frenar la ansiedad. Lo cual aun sigo en búsqueda, ya que no todas las fórmulas suelen hacer efecto.

Desde hace dos días empecé a trabajar. Volver al ritmo laboral, tener que hacer malabares entre la casa y los niños me han dejado poco espacio físico y mental para sentarme en ese vacío del alma.
Lo cual es muy bueno, porque por esas horas me olvido de todo y todos. Me desconecto. Y es tan necesario desconectar y re conectarse con uno mismo. Dejar flotar los pensamientos, las dudas, los deseos insatisfechos, todo aquello que nos estresa.

La música me hace más que compañía. Desde que me convertí a la 'iglesia del Trance', muchos sabrán que desde hace un par de meses este género de música electrónica me ha ganado más que el corazón; me siento mucho más vital y entera. Más confiada, más segura, más yo.
Con todo lo pasado, no tan pisado, con todo lo que vendrá.

Entre tanto, bailo, como si el mundo no existiera. Bailo en la soledad de mi hogar y en la multitud de los grandes conciertos y festivales. Porque el trance tiene algo que conecta a todos por igual. El sonido, el beat, resuena en todo mi ser. 

Acepto en este instante todo lo que no puedo controlar. Hago silencio ante el mundo que no comprendo y no me comprende. Continúo, porque no hay otro camino que hacia adelante. Y dejo ir, porque una vez que aceptamos, damos lugar y (nos) perdonamos, podemos ser libres otra vez.

Mientras tanto, la música es la mejor terapia para cualquier dolor del cuerpo, mente y espíritu.

2 comentarios:

Sílvia dijo...

Gracias Georgina por poner estas palabras, entre tu silencio.

Conecto contigo con muchas cosas, la música, volver al cuerpo, al silencio músical en el que no hay ideas. Para mi tambén lo és el dibuja, incluso la escritura. Un silencio a veces hablado, a veces callado....un silencio de pensamientos circundantes que hacen daño.

Ahí, encuentro también calma.

Un abrazo

Sílvia

Unknown dijo...

Gracias Silvia por tus cálidas palabras :) Un fuerte abrazo de regreso