lunes, 1 de diciembre de 2014

Limpieza interior

Para J.F.T.G.
Lo sé, parecería que he dejado abandonado el blog, pero no. Sólo me estoy tomando mi tiempo para poder expresar con honestidad y claridad todo el torbellino de ideas, pensamientos y sucesos que he venido experimentando desde hace un tiempo hasta ahora.
Desde el último post donde contaba sobre mi terapia musical, no ha cambiado mucho. Pero sí he cambiado yo, mucho, por dentro. Y eso, no es cosa de expresarlo o sacarlo afuera así nomás.
Es todo un proceso interno, muy difícil de explicar. A veces, ni yo misma puedo ponerlo en palabras. Y eso, para una escritora es, digamos, complejo.
A veces creo que es mejor callarme antes de decir tonterías. He dicho tantas tonterías en mi vida que ahora quiero ser más cuidadosa con las palabras que echo al mundo.



Por otro lado, además de no saber cómo expresarme de la manera más conveniente, también he tenido unas semanas de mucho dolor físico, más precisamente mi espalda. Debido al trabajo intenso (por cierto, trabajo en la biblioteca local desde hace menos de un mes), combinando todo: casa + hijos + trabajo, etc.
Creo que todo está aceitosamente combinado, y por esa razón he decidido hacer voto de silencio.

También, ha sucedido algo muy importante en mi vida. He tenido una revelación respecto al pasado, un hecho que preferí enterrar bien profundamente y olvidar, pero las más de las veces ha asomado su forma para recordarme lo cruel que fui.
Y es por esta razón que necesito tiempo. Más que nada para digerir todo lo que me está pasando, y para hacer mea culpa por lo que dejé que sucediera.

Hace 20 años atrás conocí al amor de mi vida. Fue una relación tormentosa simplemente por el hecho de que ambos teníamos un carácter muy fuerte y había ciertos ingredientes agregados que impidieron que pudiéramos seguir con nuestra relación.
Como muchas otras cosas en mi vida, siempre fui una persona de cerrar una puerta y dejarla atrás, para ir corriendo a abrir otra. Racionalmente, era lo mejor que podía hacer.
Espiritualmente y emocionalmente, me ha pasado factura.
En muchas formas, formas que aun estoy desmenuzando.
Cerré mi corazón porque creí que era la mejor manera de protegerme.

Pero nunca pensé en la persona a la que le había cerrado mi corazón. Porque, verán, el amor es algo tan grande, tan inconmesurable, que uno se olvida que cuando le cierra la puerta al otro, también se la está cerrando a uno mismo.

En un mundo ideal, todos seríamos amigos de nuestros enemigos y de la gente que nos ha hecho sufrir. Pero vivimos en un mundo donde nuestros egos son más fuertes. Donde pedir perdón nos da vergüenza, donde es más fácil romper que reconstruir.

Por supuesto, hablo desde mi experiencia personal. Hoy soy consciente de mi error. Tarde, pero seguro. Pero tarde, muy tarde.

He sentido tanta desazón estas semanas, he entendido tantas cosas que durante estos 20 años no entendía, que ha sido como un soberano golpe. Aun me estoy recuperando del golpe, aun estoy levantándome y esta vez sin ego, simplemente basándome en el amor. El amor, puro e incondicional, de no dejar al otro a la intemperie.

Afuera hace frío, y la vida aquí adentro pide ser vivida. Mientras tanto, allá lejos, alguien sigue sufriendo por lo que no supe entender. Me siento mal. Me hace sentir muy triste darme cuenta. Aunque también estoy feliz de darme cuenta, porque ahora entiendo muchas cosas que antes no entendía. Entiendo las razones de muchas de mis decisiones, en qué miedos se basaban, en qué mentiras inventadas por querer desconocer la verdad.

Es una limpieza interna, necesaria, donde tantos episodios del pasado parecieran volver como fantasmas. Les estoy dando su lugar, como se lo merecen. Porque mi corazón siempre supo mientras que mi mente no quiso saber.

Desde el corazón, todo. La vida, cada instante, desaparecen así como por arte de magia. Hoy somos mundo; mañana sólo polvo de estrellas.

Ahora es sólo establecer el orden sagrado de las cosas. Y darle lugar al futuro. No hay mucho más. Todo lo que no queremos confrontar regresa y nos pasa factura.

Todo se transforma. Incluso esta poesía que desborda el alma. Ahora sé hacia dónde voy.

2 comentarios:

Jacqui dijo...

Hola Georgina. Estas palabras conmueven mucho y entiendo el profundo cambio que estás viviendo. Como excelente escritora trasmitís tus reflexiones y experiencias con tanta inteligencia, poesía y generosidad que aumenta mi admiración. Este blog tuyo es muy espiritual y lleno de interesantes sinceramientos. Tenés una vida interior muy rica. Me alegra que estés trabajando en la librería a pesar de la carga física. Qué mejor lugar para una escritora, aparte de un taller literario? Con un poco de yoga te podrás aliviar. A mí me hace mucho bien. Seguí echando tus palabras al vuelo y verás que el amor anidará nuevamente en tu corazón. Abrazo

Unknown dijo...

Gracias Jacqueline por tan cálidas palabras :) Un fuerte abrazo!