viernes, 27 de diciembre de 2013

Ser más yo y nadie más


Jmlis
Hasta dónde somos dueños de nosotros mismos? Hasta dónde tomamos nuestras decisiones siendo fieles a nuestras conciencias? Hasta dónde soy yo la que elige y no es otro?

Me pregunto estas y otras cosas similares. Y me las pregunto porque en la vida me ocurren situaciones en donde pongo en duda si soy yo o si es otro el que maneja los piolines.

No quiero ser marioneta de nadie. Mucho menos de la desidia y la falta de compromiso personal.

Pero igual pasa. Pasa que a veces elegimos creyéndonos libres de elegir. Decidimos pensando que estamos decidiendo lo mejor para nosotros. Y pocas veces pensamos fríamente hasta dónde nos dejamos llevar por los deseos y comandos de otros. Por sus fantasías, sus intereses, sus ambiciones.



Y decimos sí a aquellos que vienen con falsas promesas. Vienen de a poco tentándonos con fantasías, ilusiones, con todo aquello que queremos escuchar.
Y decidimos hacerles caso, porque por dentro pensamos, por qué no? Y qué hay si tiene razón? Y si me lo pierdo qué pasa?

Y después de haber dicho que sí, nos dejan de lado. Ya no somos tan interesantes. Ya no somos novedad. Nos dejan. Pero lo peor es que nosotros nos dejamos a nosotros mismos.

Por querer gustar, por querer sentirnos aprobados por los demás, seguimos caminos equivocados. Seguimos caminos de los cuales no estamos 100% seguros. Y cuando nos dejan de lado, el suelo se abre ante nuestros pies.

Reconozco que ésto me sucede muy seguido. Tiendo a obesesionarme con estas ideas, estas personas. Y el rechazo es algo que apenas puedo soportar.

Hoy hablando de esto mismo con una amiga, con la que compartimos experiencias de vida similares, y caímos las dos en la cuenta que al final somos débiles. Nos mostramos distantes y lejanas pero todo lo que deseamos es estar cerca, sentirnos queridas y contenidas.
Tendemos a soltar amarras y quemar naves sin pensar, sin evaluar las consecuencias. Corremos en pos de un algo, un alguien que nos promete algo que deseamos tener.


Cuando hay deseo y ambición, es cuando más necesitamos estar calmos, libres de pensamientos. Enteros, firmes. Y sobre todo, muy unidos a nosotros mismos. Ser uno con uno mismo es eso, ser honesto, fiel y puro a lo que sentimos. Y no tirar todo por la borda por la primera persona que aparece en el camino diciéndonos lo que nos gusta escuchar.

Ser más yo y nadie más. Este es mi objetivo para el año que está por comenzar. Y para ahora mismo. Porque nunca hay que dejar para después lo que podemos empezar ya mismo.

Y cómo se logra esa unidad con uno mismo?

Por empezar, haciendo oídos sordos a las necesidades de los demás, siempre y cuando éstas no vayan de la mano con lo que sentimos propio.

En estos días estoy leyendo "Las enseñananzas de Don Juan" del escritor y antropólogo, Carlos Castaneda. En especial me quedo con este fragmento:

"...Cualquier cosa es un camino entre cantidades de caminos. Por eso debes tener siempre presente que un camino es sólo un camino. Si sientes que no deberías seguirlo, no debes seguir en él bajo ninguna condición. Para tener esa claridad debes llevar una vida disciplinada.Sólo entonces sabrás que un camino es nada más un camino, y no hay afrenta, ni para ti ni para otros, en dejarlo si eso es lo que tu corazón te dice.
Pero tu decisión de seguir en el camino o de dejarlo debe estar libre de miedo y de ambición. (...) Mira cada camino de cerca y con intención. Pruébalo tantas veces como consideres necesario.

Luego hazte a ti mismo, y a ti solo, una pregunta: ¿Tiene corazón este camino?


Si tiene, el camino es bueno; si no, de nada sirve. Todos los caminos son lo mismo, no llevan a ninguna parte. Son caminos que van por el matorral. Ningún camino lleva a ninguna parte, pero uno tiene corazón y el otro no..." Uno hace gozoso el viaje; mientras lo sigas, eres uno con él. El otro te hará maldecir tu vida. Uno te hace fuerte; el otro te debilita."

El problema es que nadie se hace la pregunta, y cuando por fin se da cuenta de que ha tomado un camino sin corazón, el camino está ya a punto de matarlo.Un camino sin corazón nunca se puede disfrutar. Hay que trabajar duro tan sólo para tomarlo. En ese punto pocas personas pueden parar a pensar y dejar el camino...

En cambio, un camino con corazón es fácil: no te hace trabajar por tomarle gusto. Para mí existe solamente el viajar por caminos con corazón, en cualquier camino que pueda tener corazón. Por ahí viajo, y el único desafío que vale la pena es atravesarlo en toda su longitud. Y por ahí viajo, buscando, buscando, sin aliento".

(“Las enseñanzas de Don Juan” de Carlos Castaneda.)


Que tu camino, no importa cuál sea, sea uno con corazón. No tengas miedo de elegir. Te puede pasar también que elijas pensando que tiene corazón para luego darte cuenta que no. Y está bien. Si no arriesgas, nunca sabes.

Date tiempo. Busca dentro de tí mismo. Piensa. Medita. Reflexiona. Deja pasar el tiempo. No hay nada más importante que tu vida y tu propio camino. Dale el tiempo que se merece. No será de un día para el otro. Lo importante es estar satisfecho con lo que uno es, lo que uno ama, lo que uno elige.
Sé fiel a tí mismo. Nadie más lo será.

Elige con corazón, alma y vida. Sé tú mismo. Y nadie más.

No hay comentarios.: