martes, 7 de agosto de 2012

Los unos y los otros - 4 -

Unos sabían bien claro lo que querían. Otros sabían muy bien lo que no querían.
Ambos sabían que en algún momento los dos tendrían lo que esperaban.
Y lo paradójico es que llegó ese día y dejó a ambos satisfechos.

Los unos habían controlado el mundo desde hacía varios siglos. Los otros venían pertrechándose en contra de los otros, con sus movimientos y poco a poco se establecieron como una gran organización. Una organización que se estructuraba en varias ramas y movimientos en casi todo el mundo.

Primero empezó como un malestar. El que los unos quisieran manejar el mundo era suficiente molestia para que los otros se rebelaran.

Con el tiempo, la repartija fue más justa. Aunque nadie nunca se puso en el lugar de los que se usaron como conejillo de indias. Nosotros.



En el tiempo que yo hablo, varias décadas atrás, nosotros eramos simples mortales que vivíamos en la matriz, pensando que pensábamos, pero en realidad pensábamos lo que nos dejaban pensar.
Porque los unos, con más trayectoria en la historia con esto de ejercer control y tomar el poder, sabían gracias a sus pertinentes engaños que mientras nosotros no pensáramos fuera de la caja, la matriz, seguiríamos siendo sus esclavos.

Como siempre fuimos lo mismo, a pesar de que los unos se encargaron en facilitarnos esta línea de pensamiento, nunca nos pareció oportuno ponernos a pensar por nuestra cuenta.

En cambio, los otros sí pensaron, piensan fuera de la caja. Piensan y hacen. Se amotinan, se agrupan, se conectan.  Hacen, dicen, piensan en voz alta. Publican libros, inventan formas de vida nueva. Están a la vanguardia.

Los unos y los otros no se llevan muy bien. Ambos saben que necesitan de nosotros. Porque sin nosotros se les acaba el juego del poder.
Sin nosotros, a quién van a ejercerles presión? A quién van a controlar? a quién van a dirigir?

Nosotros. Pobrecitos de nosotros. Números y letras somos. Nada más.
Tuvimos alguna vez nuestra propia vida, aunque fueran sólo mentiras.

Yo tuve una vida. Pero morí en esa vida. Reencarné en esta. Y ahora, soy sólo un pobre número más que sólo espera los tímidos rayos de sol.

Nuestra historia es la que cuenta. Pero quién va a contar la historia si todos nosotros estamos vacíos de memoria?

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