domingo, 28 de octubre de 2012

Siempre se vuelve al mismo lugar

Calvin & Hobbes©
Y vuelven las palabras. Viajeras ellas, andan y desandan caminos.
Pasajeras del alma, pasan y se van, pasan y todo queda por mirar.
Desde la punta de la lengua ya asoma la palabra, tibia, quieta, intentando descifrar desde su lugar, cuántos, cuántas son las manos, migajas del día, dedos que señalan, mundos que chocan entre sí.
Plegarias como palabras que se elevan hacia el cielo, que se sacuden en la tierra firme.
Y vuelvo al principio de las cosas. Porque no, no se puede volver el tiempo atrás pero sí se puede volver al mismo lugar.



Desde siempre, nuestros pasos nos alejan o nos guían hacia otros caminos. Pero volvemos hacia los lugares que dejamos, aquellos a los que les perdimos el rastro. Aquellos que quedaron atrapados en nuestros sueños. Aquellos pasos o palabras que tejen y destejen a su paso, la viva telaraña de nuestra memoria.

Y después de tanto tiempo de haber pensando, creído, que ya no volverían a mí, las oscuras golondrinas, vuelven a su hogar. Juntan fuerzas, deambulan, graznan, sacuden su plumaje azul y blanco, se enredan en las redes de los pescadores, roban el pescado, lo trituran, lo tragan y se echan a volar.

Entre los recuerdos de mi infancia y mi adolescencia, la madurez temprana de los veintitantos años, han regresado a mí las palabras que había olvidado.
Golondrinas son, que vienen y van, huelen el mar salado. Levantan las alas para echarse a volar, sobrevuelan en círculos donde hay comida, y con el pico enjunto no dudan en arrebatar lo que creen suyo.

Así han vuelto las palabras del pasado, santas palabritas de los años menos inocentes. Para darme luz en esta oscuridad de la desmemoria.
Para darme alas, para entenderme a mí misma.
Porque no somos tran distintas esa que fui y esta que soy. Somos las dos caras de la misma moneda. Somos una y otra, almas gemelas, dos o tres partes del mismo rompecabezas.

Volver al mismo lugar es también volver a uno mismo. Y eso es necesario para seguir adelante, y hacer las paces con lo que uno vió y fue. No tan distintas de lo que somos.
Porque hoy ya no soy yo.

Palabras. Que vienen y que van. Que pisan fuerte, con ganas de cambiar el mundo desde un mensaje, una voz, un momento, una fugaz mirada desde adentro.

Bienvenidas sean palabras, vengan a quedarse, quédense y vuelvan. Siempre al mismo lugar.

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