domingo, 13 de noviembre de 2011

Florecer en otoño

En los últimos meses, tras el nacimiento de mi hija, he estado bajo mucha  (de)presión. Hubo visitas familiares importantes, sobre todo mi madre que nunca había querido venir a Holanda.
Cuando me preguntaban el por qué, era muy difícil dar una explicación lógica.

Todos tenemos nuestras razones y prejuicios. Quizás tanto mi madre como yo insistíamos demasiado con nuestra forma de ver las cosas. Yo quería por todos los medios que viniera, y ella no.
Cuando nació mi hija, se abrió una luz en el horizonte, la razón de peso (conocer  a su nieta) era prioridad.

Por fín vino mamá a Holanda. Sólo dos semanas, que al final terminaron siendo 13 días en mi casa.
De más está decir que todos los prejuicios (los horarios, la falta de intimidad, los rituales, etc) desaparecieron.
No sólo pasamos unos días fantásticos juntas, sino que nos soprendió a todos con su rápida adaptación y compañía.
Después, esos 13 días resultaron dos semanas muy cortas. Y cuando por fín tuvo que regresar a Argentina, algo en mi corazón se rompió.



Después pasaron los días y la vida volvió a su rutina diaria; seguía en la búsqueda de trabajo, esperando una oportunidad que se hacía esperar.

Si bien han habido buenos y malos momentos, como todos, de a poco comencé a sentir un vacío que se abría bajo mis pies.
La situación de mi madre en Argentina me preocupaba; la relación con mi hermana se hacía más distante; sin trabajo y todo el día recluida en casa con un bebé y un hijo de 8 años con el que chocamos en caracter parecían ser demasiadas cosas todas juntas. Y además, los 10 kilos extra que me quedaron después del parto.. con su consabida baja de autoestima.

La vida siempre sigue, y uno, a pesar de querer y desear una vida mejor, se olvida que el día a día es lo que cuenta.

En el interín pasaron muchas cosas. Empecé con este nuevo blog, como una forma de buscar una manera de desahogarme y enriquecerme.Si bien me gusta investigar y escribir los artículos que publico en Holanda Hispánica (un proyecto que ya lleva un año de vida en el éter), este blog tiene un caracter más personal, aquí no necesito estudiar libros y buscar información, aquí soy y aquí estoy, no sé si alguien lee lo que escribo, aunque me da placer cuando lo sé, pero si sé que necesitaba dar este paso para seguir adelante.

Entre muchas cosas que pasaron pasó una muy importante: conocí a alguien que me tendió una mano. Por lo general, siempre he sido una persona muy autosuficiente, poco pido y poco espero, aunque me gusta (y me da placer) poder ser de ayuda a otra gente. Sin embargo, en estos últimos meses venía más a tracción, como un reflejo mecánico: vivo porque tengo que vivir y porque tengo una familia y.. etc. Pero la alegría de vivir y disfrutar cada momento se había apagado. No al punto de que no querer vivir, pero sí al punto de no disfrutar, irritarme con facilidad, enojarme con los que me rodean, y más que nada, una sensación de vacío, de no saber para qué lado continuar.
La persona que apareció de repente en mi vida me sonrió sin esperar nada a cambio. Me tendió una mano y me dió un abrazo. Me prestó un libro que podía ayudarme (y me ayuda), me entendió y me miro con ojos de entender mejor que nadie lo que me estaba pasando.
Hoy esa persona y yo somos buenas amigas. No vivimos cerca, aunque sí en el mismo país. Nos hablamos seguido, e incluso en momentos en los que yo no quise entender, ella aceptó que no era mi momento.
También hay otras personas importantes en mi vida, buenas amigas con las que puedo contar. No sólo amigos virtuales que sólo aparecen cuando necesitan algo. A esas personas les digo, no me sigan buscando.

En la vida siempre me ha pasado que los amigos van y vienen. Quizás porque yo siempre he ido y he venido; he vivido en diferentes ciudades y diferentes países desde que nací. Tengo una historia de búsqueda constante, errante, de querer saber cuál es mi destino y buscar mi camino.
Quizás tenga que ver con mi propia historia, aunque sé que todos tenemos momentos así.
Lo que pasa también es que no siempre he sincronizado con gente a la que le estuviera o haya estado pasando lo que a mí me pasaba en ese momento.
Tengo una buena vida, no me quejo. Pero a veces quiero más.

Y quizás porque la vida me eligió a mí en vez de yo elegir mi vida, estoy dónde estoy en este momento. Viviendo en otro país con otro idioma, otra cultura, otra gente, creando una familia, creando un nuevo yo.

En estos meses de instrospección me dí de bruces con la misma piedra. La pateaba y allí volvía a aparecer días, semanas después. Por algo aparecía la piedra. Por algo tenía que pararme a mirarla con atención en vez de patearla lo más lejos posible.
Me costó. Me cuesta.

Sin embargo, hace un par de días, después de firmar contrato para un trabajo que estaba esperando con ansias, pasé por una iglesia, me senté en uno de sus bancos, y además de admirar los  maravillosos vitreaux, pensé: si estoy aca es por algo. Porque no puedo, porque esta pesada carga que llevo a las espaldas ya no puedo ni quiero seguir llevándola.Porque todo lo que me supera (la situación de mi madre, la relación con mi hermana, mis ambiciones, mis deseos, el futuro, etc) son demasiado para mí. Porque no puedo más. Y no soy super woman.
Siempre he tenido debilidad por las iglesias, a no confundir con La Iglesia, a esa prefiero tenerla lejos. Pero las iglesias en sí, como monumentos o lugares de introspección, me gustan. Son templos de meditación. Y quizás me gusten más porque mi abuela siempre me llevaba a la que estaba entre su casa y la mía, la iglesia de Guadalupe. Donde mientras ella se arrodillaba yo admiraba sus cuadros.

También habían pasado una serie de cosas que estaban fuera de mi alcance: problemas con mi tarjeta de débito, virus en la computadora, enfermedad de mi hija, etc.
Y entonces, encendí una vela (que salía €0,50) y a mi manera medité y agradecí y pedí por los míos. Esto es como una forma de rezar, lo sé, o de meditar, o más que nada de aceptar que no soy infalible, que no lo puedo todo y que no estoy sola en este mundo.

Y salí, más aliviada. La vida siguió su curso. Y por un momento, una décima de segundo, sentí que el sol brillaba más fuerte aunque hacía mucho frío y estaba nublado.
Volvía en tren a casa y me dejé llevar por los pensamientos.. pensé: tengo trabajo, tengo familia, vivo bien, tengo amigos que me quieren por lo que soy y no por lo que les pueda dar.

Llegué a casa, y ahí sobre el alfeizar de la ventana de la cocina, mi orquídea que llevaba 3 años sin dar flores, me mostró sus nuevos pimpollos.
Sí, también se puede florecer en otoño.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Ojalá que el viento siga a tu favor... suerte con el trabajo mañana. Saludos, Natalia (desde Eindhoven)

Balkanica dijo...

Hola Georgina.
Conozco tu otro blog y te confieso que me gusta mucho porque facilitas información de fuentes fiables, claro, reconozco que no ha de ser sencillo leer el original en holandés para después redactarlo brevemente en español. Felicidades por eso!
Este otro blog ayer empecé a leerlo y no se si me llegaron tus palabras o me contagiaste tus sentires al empatizar o simplemente me hiciste recordaste lo que quiero evitar pensar "una situación no igual pero parecida en emociones"
Para resumir ayer pasé muy mal la noche pensando en mis emociones y mi vida que dejé y la que tengo aquí, se cumple un año de haber llegado a este país y lo disfruto sinceramente, me cautiva su arquitectura y clima, pero ayer fue terrible la lucha de recuerdos y rostros. Hoy ya estoy mejor, de nuevo agarré un sentido de existencia y por eso esperé hasta hoy para escribirte. Te mando un beso y espero que tu también te encuentres mejor.Ciao ciao.

Unknown dijo...

Natalia, gracias por tus buenos deseos! Muchos saludos para vos también!

Unknown dijo...

Balkanica, bienvenida entonces a este nuevo blog.. entiendo lo que decís.. es difícil empezar de cero en otro lugar. Todo es nuevo, y aun así la magia de dónde estés viviendo te robe el aliento, hay que seguir solo en la vida, y no siempre es tan fácil.. En todo caso, no sólo basta mirar a tu alrededor, también hace falta mirarse dentro de uno mismo.. pensar no sólo por qué uno está dónd eestá, sino más bien, qué más puedo hacer para estar bien.
En la vida todo es una de cal y una de arena.. y no todo es tan malo o tan bueno, cambia la perspectiva desde uno mira, pero el que mira es siempre uno.
Te deseo mucha suerte en esta aventura, quizás necesites agudizar un poco más la atención hacia cosas, personas, lugares y hechos que quizás desde el principio no viste. Se nos escapan muchas cosas lindas y buenas cuando estamos mal. Pero siguen estando ahí.
Mucha suerte!

Joy dijo...

qué lindo post Geor, ultra personal. Qué coraje :-) Un abrazo amiga!

Unknown dijo...

Gracias Joy.. me costó, pero era necesario.. Un abrazo!

Sasa dijo...

Con el corazon en la mano!!!!! Geor Pase por todas las emocoines mientras te leeia!!!

Unknown dijo...

Qué linda que sos Sasa! Gracias por leer(me)! :)