miércoles, 19 de octubre de 2011

La vera famiglia

Sagrada Familia, Barcelona, España
La verdadera familia es la que quiséramos tener y más allá de los equívocos y malentendidos, logramos aceptar como propia y nuestra.
La que tenemos es lo que hay. Aun así no sean santo de nuestra devoción.

Hay una familia imaginada, utópica. La familia soñada, o más bien, la familia idealizada.
Cuánto hay de real en esa familia? Cuánto hay de mentira? Cuánto hay de ensoñación y, al mismo tiempo, sentimiento de pertenencia?



En mi verdadera familia, yo tengo un papel protagónico. Siempre lo tuve. Pasando de ser el alma y fiesta, a aquella persona que por más distancia que haya, sigue conectándose con sus raíces.
Por necesidad también.  Porque creo que sin esa familia, aun así 'lo que hay', no sería nada.

Hoy por hoy tengo mi propia familia. La familia que juntos armamos mi pareja y yo, con niños incluidos. Más la familia de él, padres, hermana, cuñado y niños.

También está la familia en la lejanía. La familia que no conozco, la familia que es sangre y parte pero jamás nos hemos visto personalmente.

Cuando se viene  de un país de inmigrantes y a su vez se emigra lejos, es posible terminar con una ensalada familiar. Quiénes son realmente nuestra familia? Es aquel primo con el que compartíamos años de juventud pero ahora nunca estamos en contacto, también un familiar? O hay un nombre genérico para todo familiar que se precie por el solo hecho de haber nacido de una misma rama?

Es extraño ser el protagonista para darte cuenta después que mucho de ese protagonismo era casi una misión imposible.
Una necesidad propia de refrescar el vínculo para que no se deteriorara.

Si hay algo que me ha llamado la atención en Holanda es la falta de diplomacia y la fría y cruda honestidad en el área familiar.
Cuando una familia no funciona, se acepta que es así y no se insiste en 'tener una familia sólo por tenerla'. A la familia, entonces, no se le perdona todo. Al contrario, es la primera a la que se le exige que demuestre su potencial real como familia.

Porque qué es ser familia, entonces?
Ya no tiene que ver con ser de una misma tribu, raza, rama, padre, madre, abuelos.. ya no basta con eso. Hay más.
Hay que saber quiénes somos y cómo somos. Hay que participar, hay que interactuar. Ya no basta con decir tengo un primo aca o allá. Hay que admitir que ser familia de verdad no es algo con lo que se nace y se lleva bajo el brazo, como si fuera una extensión de quiénes somos.

Qué es ser familia verdadera? Qué tan grande puede ser la familia real, la verdadera, cuando nos damos cuenta que aquel primo/a ya hace años que brilla por su ausencia? Y qué hace aquel tío/a por revivir el lazo familiar? Se acuerda de nuestro cumpleaños? Escribe emails? Pregunta por nosotros?
Qué clase de familia es aquella que nos ignora, nos olvida, nos borra de sus actuales vidas?
Y, claro, con los tiempos que corren es normal creer que no hay tiempo para todo. Menos que menos para acordarse de algún ser querido, que ya no es tan querido.

Parece como si tuviera rencor. Pero no. Lo que tengo es tristeza o, más bien, melancolía.
En Holanda se dice heimwee, y suena a otra frase que es heen en weer (ida y vuelta) y esta me parece que retrata más fielmente la idea.. todo es una ida y una vuelta, un ida y vuelta. Un venir y volver. Incluso la familia.

Y ahí está mi hermana en la distancia. Ignorándome. Olvidándose de mí porque ya no le sobra el tiempo.
Y aca estoy yo, reinventando mis lazos familiares, con este heen en weer que aprendo en la distancia. Con esta melancolía por los años que se fueron.

Aquellos tiempos donde los primos eramos 5 y no veíamos la hora de reencontrarnos en la casa de los abuelos, para jugar a los negocios..
Y eramos inseparables. Nadie hubiera dicho nunca que terminaríamos viviendo en diferentes países del mundo, empezando de nuevo, creando nuevas familias que ya, apenas se comunican entre sí.
Es una pena.





4 comentarios:

valeria dijo...

Ah...la familia. Todo un tema. Los tuyos, los mios y los que pueden venir. Los tuyos y los mios no se pueden elegir, pero los que pueden venir si. Me gusta eso del heimwee. Gracias por el dato :) Aunque suene contradictorio, la distancia también puede mejorar una relación familiar. Cuando era chica también recuerdo esa complicidad entre primos y hermanos. Si, cuanta nostalgia! Cuando uno se hace mayor todo se complica. Incluso los mayores de entonces, abuelos,tios y padres también se encargaban de complicarlo todo. Y ahora nos toca a nosotros, los adultos, los mayores (que mal suena eso por favor! jajaja) elegir entre complicarlo todo o acordarnos del niño que todos llevamos dentro.

Georgina dijo...

Ah, sí, sí.. la familia es todo un tema, Valeria. Y coincido con eso que decís que a veces la distancia puede ayudar a las relaciones que antes 'no fluían'. Hay de todo, 'como en botica' era el dicho.
Quizás lo que yo tengo es ese heimwee por los recuerdos de cuando me sentía parte de una gran familia: eran tradición las navidades y cumpleaños juntos, venían los primos de cada parte de Argentina, nos juntábamos a celebrar el hecho de estar juntos.
La realidad es que tanto adultos como nosotros, ahora como adultos, hacemos y deshacemos las relaciones familiares todo el tiempo..
No hay una sola respuesta. Pero bueno, a mí no deja de hacerme agujeritos en el alma..

Joy dijo...

Cómo me hubiera gustado tener una familia a la holandesa y no tener que aguantar a los grandes juntándose en navidad por compromiso, soltando palos cuando el alcohol les empieza a aflojar la lengua. En la mia se mantenían esas ceremonias hipócritas de las que por mucho tiempo me quería escapar y no podía. Los asados de los jueves con mi tío, los domingos con la nonna calabresa (abuela de mis hermanos pero abuela al fin), las navidades soporíferas.
La última vez que fuimos a Argentina no pude zafar del 25 de diciembre con la familia de mi mamá, con todos estos tíos abuelos que parecen dormir en formol, que se odian entre todos, que parecen odiar todo, que no aceptan que los demás elijan vivir diferente. Y me pregunto, es necesaria la toruta de juntarse a comer empanadas con 35 grados de calor con gente que no se soporta? Mi mamá se enoja y me dice que es mi familia, mi sangre, que son viejos a los que les queda poco y así han pasado 3 décadas en qué todo se repite una y otra vez.
Este ano parece que nuestros deseos se cumpliran y pasaremos una navidad solos, mi marido, mi nena y yo. Qué es para mi la familia? Sin duda mis padres y hermanos, pero también muy importantes son los familiares que uno elije. Los amigos fieles que a pesar de la distancia, el tiempo y las vicisitudes no desaparecen, no fuerzan las cosas y unos los lleva siempre en el corazón. Dicen que la familia no se elige...en mi caso elegi alejarme del camino de las apariencias y acercarme mucho más a esa gente que tan bien me hace; y que causalmente lucha contra lo mismo con sus propias "familias verdaderas".
Diste en el clavo con este post...me voy a Baires en 3 semanas y empieza la lucha ;)

Unknown dijo...

Es todo un tema el que planteás Joy. Personalmente las reuniones familiares me gustaban, aunque no siempre terminaban bien.. críticas, mala onda y quizás yo con mis ojos de niña las disfrutaba pero los adultos está claro que no. Cuando mi abuelo murió ya dejaron de hacerse, incluso antes ya venían en baja, desde que mis abuelos se mudaron de una casa en Palermo a un depto en Belgrano y los primos crecimos, y cada uno empezó a ser la suya, ya no era el motivo especial pasar las fiestas juntos.. peor bueno, viste cómo es la memoria? pasa el tiempo y te ponés selectiva.. leyendo lo que contás de tu familia, me doy cuenta que es posible que me haya quedado más con una idea utópica que con una real mirada.. Gracias por compartir tu opinión! Y suerte en Baires! :)