miércoles, 16 de mayo de 2012

Avance y retroceso: cambios

En la vida todo es ir y venir, dar la vuelta, revolver y sobre todo, avanzar y retroceder.
En las últimas semanas todo ha sido un poco así en mi vida. Después del último personalísimo post donde contesté por esta vía a alguien que conozco, me dí cuenta que al avanzar también retrocedí. No es que sienta culpa alguna o me arrepienta de haber escrito ese post, simplemente el hecho de darme cuenta de que si bien eso era necesario, ahora ya no hay otra opción que el silencio. Detenerse en el camino y mirar hacia otro lado. Retroceso.
Por otro lado, llega a su fin algo que para mí es vital: mi trabajo.


Y sí, en el último mes de mi contrato como coordinadora para Casa Migrante, noto en estos días algo que cede y crece en mí: un absoluto vacío.
Pero principalmente tiene que ver con una gran desilusión. La desilusión ha dado paso al vacío, así como decía antes: avance y retroceso.

No me resulta demasiado extraño que al mismo tiempo que pienso en el algoritmo del modelo oculto de Márkov, también están pasando otras cosas interesantes en mi vida.

Nada viene solo. O, al menos, yo sí creo en la sincronización de los hechos, que se desencadenan uno atrás del otro. Nada sucede porque sí.
Y mientras mi mente piensa en un algoritmo de avance y retroceso, como podría pensar en cualquier otra cosa, el vacío que casi toco con lo dedos, se abre y se cierra.. me invita a perderme en su laberinto, a callar y a observar lo que sucede a mi alrededor sin forzar ni controlar nada.

La realidad es que tengo miedo. Me da miedo la incertidumbre de quedarme sin trabajo. Me asusta el saber que no tendré dinero ni ocupación. Me preocupa el no saber cómo seguiré adelante, qué trabajo nuevo tendré, en qué rubro, qué posición..
También me da bronca no poder continuar con mi labor de hasta ahora. He puesto, y sigo poniendo, mucho esfuerzo y energía en hacer bien mi trabajo, en aprender y desenvolverme bien, es casi una lucha interna poder establecer una estructura práctica y tangible en donde nunca la hubo.
Es un esfuerzo pero más que nada un desafío. Quizás me lo he tomado demasiado personalmente. Y ahora, que el tiempo se acaba, siento desilusión, pero más que nada vacío.

El vacío, igualmente, es necesario. Muy en mi interior sé que esto es lo mejor que me puede pasar. Que si no hubiera puesto tanta energía, no estaría tan seca y vacía por dentro. Hubiera sido mejor hacerlo todo más paulatinamente, porque todo proceso necesita tiempo y suavidad, paciencia y confianza (propia y de los demás).
Y la verdad que la parte de paciencia y suavidad han faltado.
Es también parte del proceso de aprendizaje.
El querer arrollarlo todo, aprender, en busca del tiempo perdido.

Ahora silencio y vacío. Cambio.
Lo huelo a la distancia. Cómo se huelen los colores de la pintura cuando se están preparando, antes de ser plasmados en la tela, antes de darle forma al pensamiento.
Porque los colores también 'sienten'. Tienen una carga psicológica de temperatura, esta temperatura se refiere a la calidez o frialdad de determinados colores, es decir a la dinámica de ciertos colores que parecen avanzar y de mayor tamaño que otros, que parecen retroceder y de menor tamaño de lo que realmente son.
Esta diatriba sobre la temperatura del color la pueden seguir aquí.

Y finalmente ocurren cosas en la vida, que parecen no estar relacionadas entre sí.
Por lo pronto estoy muy entusiasmada con mis clases de musicoterapia que empecé hace dos semanas atrás. A través de ejercicios de improvisación estoy llegando a lugares ocultos, lugares que estaban en mí pero no quería o podía verlos.

Hay otras muchas cosas también, de índole personal, de pareja y familia. Cosas que no son necesarias contar ni describir en este blog. Se sobreentiende y con más razón, se calla.
También estoy mejor de un resfrío mezcla de sinusitis que me tuvo más de un mes bajo su dominio. El no poder respirar libremente y expresarme fue un martirio.

A partir de ahora abrazo el silencio del momento que me está pidiendo que calle, que observe y por sobre todas las cosas: que espere con paciencia.
Mientras tanto, hay otras muchas cosas que necesitan de mi atención y cuidado.
Escucho llanto, mi hija se ha despertado.
Mi hijo quiere un tosti.
Seguiré avanzando siempre y cuando primero haya retrocedido. Para entender mejor lo aprendido, para valorar lo sembrado.

Por cierto, también se lo llama karma.





No hay comentarios.: